Es común que los columnistas y reporteros se enfoquen en los temas taquilleros del sector de telecomunicaciones. De esta manera pareciera que las noticias se limitan a saber quiénes participarán en las licitaciones de frecuencias, si el consorcio Televisa-Movistar-Megacable recibirá la concesión de fibra oscura o si se declarará desierta la licitación, si en México las tarifas de servicios de telecomunicaciones son de las más altas, si algún día la Comisión Federal de Telecomunicaciones iniciará la licitación para que existan nuevos concesionarios de estaciones de radio o televisión abierta. Sin embargo, no son esos los únicos temas de relevancia por lo que en esta columna abordaremos un asunto que no debiera tomarse a la ligera. Sé de antemano que muchos lectores del sector –si es que siguen leyendo esta columna- pensarán que estoy exagerando. Seguramente coincidirá en que dichos lectores son hombres y confirmarán la situación del sector telecom en México.
Las cifras de inversión y de utilidades de las empresas del sector de telecomunicaciones son significativas, pero seguramente se están dejando de recibir utilidades. “Una firma con un consejo de administración con equidad de género es en promedio 10 por ciento más rentable que una firma similar cuyo consejo sea sólo de hombres” de acuerdo con el Global Entrepreneurship Monitor. Con base en dicho reporte de Women and Entrepreneurship, en México al menos las empresas más grandes del sector de telecomunicaciones estarían sacrificando rentabilidad por no incorporar mujeres en sus consejos de administración. Veamos. ¿Cuántas mujeres están en el Consejo de Administración de Telmex? Ninguna. ¿Cuántas en el de Televisa? Ninguna. ¿Cuántas en la Mesa Directiva de la Cámara de la Industria de la Televisión por Cable? Ninguna. ¿Cuántas en el Consejo de Administración de América Móvil? Ninguna. ¿Cuántas entre los directivos de Telmex Internacional? Ninguna. ¿Cuántas en el Consejo de TV Azteca? Ninguna.
Si el sector privado decide no considerar las aportaciones de mujeres en sus consejos, finalmente son decisiones de negocios desafortunadas que repercuten en la pérdida de los beneficios que genera la diversidad y el balance de género en los órganos de máxima decisión. Sin embargo, en el sector público sería gravísimo que continuara la regresión hacia el pasado y más en sectores clave para el futuro como el de las tecnologías de la información y comunicaciones. Y sí, en el caso de la Cofetel existe una regresión en cuanto a género. En el año 2006 la Cofetel contaba con equidad en cuanto a género en la integración de su Pleno, dos hombres y dos mujeres. Hoy día el Pleno tiene sólo comisionados hombres. En los niveles de Coordinador General de Cofetel, en 2006 habían 2 mujeres y 1 hombre, hoy día sólo hay hombres.
Desde 2006 en que fue la última vez que sesionó el Consejo de Consultivo de Cofetel, se ha convocado a un nuevo Consejo Consultivo. De acuerdo a la información proporcionada por la Coordinación de Comunicación Social de Cofetel y un comunicado sobre la primer sesión, sólo hay consejeros hombres. ¿Qué está pasando? ¿Es desconocimiento de que existen mujeres destacadas en el sector o se trata de misoginia? Sólo por nombrar a algunas. Judith Mariscal tiene el máximo nivel en el Sistema Nacional de Investigadores, Yoloxóchitl Bustamante es directora general del Instituto Politécnico Nacional, Salma Jalife cuenta con prestigio nacional e internacional, Emma Riestra es Directora Jurídica del Canal 22, Rosa María Ramírez de Arellano tiene experiencia histórica e institucional, Fidela Navarro es experta en televisión abierta y contenidos, Adriana Labardini con amplia y respetable trayectoria en el sector público y ahora defensora de los derechos de los consumidores, Socorro Apreza especialista de la Facultad de Derecho de la UNAM en temas de pluralidad de televisión abierta.
Así podría seguir una amplia lista de mujeres en telecomunicaciones, pero el objeto de esta columna es llevar a la reflexión de cómo lograr una pluralidad en los medios de comunicación, si el regulador del sector no predica con el ejemplo, ni con la equidad de género en su integración. Esta reflexión no es sólo para
Inmujeres o el Conapred, sino para todos. Sin duda, la falta de equidad de género está generando pérdida de beneficios importantes para nuestro país, ¿hasta cuándo cambiará esta situación?
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