“Somos elementos de un gran movimiento social que tiene que concluir por el engrandecimiento de nuestra patria. Somos instrumentos del destino para la reivindicación de los sagrados derechos del pueblo. No peleamos por derrocar a un asesino miserable, sino contra la tiranía misma” (Los de abajo de Mariano Azuela).
La libertad de expresión difícilmente ha encontrado un medio potenciador tan significativo como el Internet. Éste provee un espacio para la libertad de expresión, ampliando los medios para la participación en la vida democrática. Los medios masivos de comunicación (p. ej., radio y televisión abierta) y los medios impresos contrastan fuertemente en varios aspectos con el Internet. Veamos.
1. Control. Los medios masivos de comunicación como la radio y la televisión, tienen un control centralizado ejercido conjunta o separadamente por sus propietarios y los gobiernos. La radio y la televisión abierta, por ejemplo, precisan que los gobiernos concedan a las empresas radiodifusoras el derecho de usar frecuencias del espectro radioeléctrico para difundir su programación, independientemente de que los contenidos transmitidos también están sujetos a regulación especial. Por el contrario, para tener una página de Internet, desplegar contenido en ésta o hacer uso del Internet, no se requiere de autorización gubernamental, salvo en ciertos regímenes generalmente autoritarios.
2. Propiedad de los medios. Ésta reside en grupos empresariales o de organizaciones con incidencia política, mientras que nadie es dueño de Internet.
3. Producción de contenidos. Los contenidos los producen directamente o indirectamente los dueños de los medios. Éstos –junto con sus editores y directivos-, deciden además qué contenido saldrá a la luz pública y cuál no es relevante o no encontró espacio para publicarse. En Internet cualquier persona puede producir su contenido en la forma de texto, video y/o audio. Los grupos minoritarios en el mejor de los casos ocupan una posición verdaderamente marginal en los medios masivos de comunicación, mientras que el Internet les abre las puertas a todos por igual.
4. Audiencias. La radio y la televisión se considera que son en general pasivas, aun cuando existen investigaciones que reflejan una participación más activa cuando las audiencias reinterpretan el significado de los mensajes. Las posibilidades de los ciudadanos de a pie de ejercer su libertad de expresión a través de la radio, la televisión o medios impresos es limitada. El Internet por el contrario abre sus puertas para que cualquiera presente información o su opinión. En regímenes donde el gobierno clausura a medios impresos como fue el caso de Indonesia con Suharto, el Internet se transforma en la plaza pública en la que los comunicadores proveen información y, a su vez, los cibernautas pueden imprimirla y distribuirla entre la población muy a pesar de las dictaduras.
Todos los beneficios del Internet pueden coartarse en un país que no provee igualdad de oportunidad. ¿Podrían soñar todos los mexicanos con beneficiarse de las tecnologías de la información y comunicaciones si 1 de cada 6 mexicanos vive en extrema pobreza? ¿Cómo aprovecharán los ciudadanos del Internet como instrumento de trabajo si carecen de empleo? ¿De qué servirá el Internet, en qué apoyará a la libertad de expresión y al régimen democrático si la educación es un artículo de lujo? El Internet no es un antídoto contra los regímenes que negligentemente ignoran que todos tenemos derecho a acceder a Internet o que buscan coartar sus beneficios. El Internet es un medio que ayuda, pero no suple a la sociedad para construir democracia, igualdad y justicia social.
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