Cada 17 de mayo se celebra el Día Mundial de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información y el Networked Readiness Index (NRI) dentro del Global Information Technology Report del World Economic Forum (2013) “mejoró” la posición de México respecto de 2012, pasando del lugar 76 al 63. ¡Viva México! No, disculpen, no estamos hablando de la selección de futbol mexicana que a pesar de su mediocridad se le aplaude. Algunos dirán que algún avance es mejor que nada, sólo que si comparamos con los resultados de 2008 del propio NRI México retrocedió porque en ese año salimos en el lugar 58. El NRI mide la capacidad que tiene cada país para aprovechar las TICs para la competitividad y desarrollo. El NRI toma como referencia 144 países, evaluando el ambiente de mercado, regulatorio y de infraestructura, así como la disponibilidad, capacidad y uso de TICs por los individuos, los negocios y el gobierno.
El gran milagro en México después de hacer que se cumpla la ley que sería el mayor milagro del Universo, es que exista educación de calidad. Por eso no sorprende que México ocupe el lugar número 100 de 144 países en cuanto a nivel educativo y el 124 en cuanto a calidad en educación de matemáticas y ciencias. El tiempo no ha ayudado, porque en 2008 estábamos en el sitio 89 en nivel educativo y 110 en matemáticas y ciencias. Ninguna cantidad de derechos de “acceso a las tecnologías de la información y comunicaciones, incluyendo banda ancha e Internet” que generosamente la Cámara de Diputados y el Senado colocaron en la Constitución, ni la mayor competencia en las telecomunicaciones, ni la existencia de una “tercera y cuarta cadena” de televisión abierta, ni siquiera el derecho de las audiencias, lograrán suplir las deficiencias en la educación que trascienden generaciones y que son un caldo de cultivo para el crimen organizado y desorganizado ante la falta de oportunidades.
El Congreso de la Unión no sólo estaba en mal concepto de todos los mexicanos (bueno salvo de los que viven de las dietas legislativas), también en el NRI se les desplazó del lugar 110 en 2008 que tampoco era un sitio para presumir, al lugar 128. Debemos reconocer que el Congreso de la Unión como ventanilla única del Presidente Peña Nieto o no, con virtudes y vicios, sí ha procesado reformas que durante décadas no habían hecho, por lo cual seguramente en NRI de 2014 marque un cambio favorable para el Poder Legislativo federal. Ojalá que lleguemos a superar a quienes hoy nos preceden en este rubro, o al menos, a Libia, Zimbabwe o Bangladesh.
La eficacia del sistema de legal para resolver litigios o controversias de negocio está en el lugar 100. Pero, ¿a alguien le causa sorpresa que estemos tan mal? No. En México estamos en una situación gravísima casi siempre disimulada por pertenecer al club de los países con economías más ricas (OCDE) o porque mal como Afganistán, tampoco estamos. Sin embargo, el NRI es un número obtenido en la comodidad de las oficinas de las metrópolis, citado por gente como yo en la tranquilidad de una ciudad que con el gobierno de Miguel Ángel Mancera hasta podemos salir a andar en bici con menos riesgos de ser atropellados que antes. Eso no puede hacer que destaquemos la situación de alarma por el número de desaparaciones forzadas en todo el país y no sólo por la tristemente célebre “guerra contra el narco” del ex –Presidente Felipe Calderón, sino por lo que hoy día vivimos en la nueva era del Partido Revolucionario Institucional bajo el mando del Presidente Enrique Peña Nieto. Las víctimas son las madres que han estado frente a la Procuraduría General de la República exigiendo justicia y miles de personas más que sufren por la desaparción de sus seres queridos más cercanos por culpa indirecta -en el mejor de los casos- por omisión del Gobierno Federal, la Secretaría de la Defensa Nacional y los gobiernos de las entidades federativas. ¿Estará el gobierno de Peña Nieto contribuyendo a una condena más de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del tipo de Campo Algodonero? “La impunidad fomenta la repetición de las violaciones de derechos humanos” (CIADH ) ¿Acaso no hemos aprendido?
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