Si en el sector de las telecomunicaciones en México se diera el pasaje bíblico de “El que esté libre de culpa que arroje la primera piedra”, lo más seguro es que ningún concesionario podría lanzarla. En estas últimas semanas hemos visto la beligerancia de muchos concesionarios unos contra otros [¡Ojalá hubiera tal activismo para dar servicios de mejor calidad!]. Algunos puntos son verdad, pero omiten dar el panorama completo. Así que, en medio del fuego cruzado, proponemos un análisis objetivo para ver si alguno puede lanzar la primera piedra.
Telmex dirige la publicidad de “Inviértanle” a sus competidores, infiriendo que Telmex llega a donde los demás no. Desde que recibió su concesión, Telmex tiene obligaciones de cobertura social. Además, recibe recursos del Fondo de Cobertura Social para llegar a zonas alejadas. Así que su labor no es altruista, sino parte de su negocio.
Telmex, a través de su Director de Regulación, Javier Mondragón, dijo que “el gobierno mexicano está decidido “a proteger totalmente” a la firma española Telefónica Movistar” (El Financiero). Si quisiera el gobierno proteger a Movistar, a la competencia y a los usuarios (¿se acordarán de nosotros?), entonces fortalecería a las instituciones y a la Comisión Federal de Telecomunicaciones, o al menos le daría facultad de sancionar. Telmex no puede arrojar la piedra.
Telefónica Movistar a través de su Presidente en México, Francisco Gil, refirió a que “Telmex realiza una “extorsión” a través de los precios, pues al cobrar tarifas tan altas por su servicio, la demanda es menor, y los más perjudicados son los usuarios de bajos recursos” (El Universal). ¿Qué hay de las tarifas por terminación de llamada en la red de Movistar? ¿Está orientada a costos? ¿No es muy parecida a la que cobra Telcel? Si la Comisión Federal de Competencia determina -como pasó en la Unión Europea-, que todos los concesionarios móviles son dominantes para la terminación de llamadas, entonces constataremos que Movistar también cobra tarifas elevadas.
Respecto a los mensajes de texto (SMS), todos los móviles cobran tarifas excesivas respecto al costo real de cada SMS, por lo que podrían reducir la tarifa de 70 centavos a 30 centavos, por ejemplo. Movistar tampoco puede lanzar la piedra.
Los concesionarios de televisión por cable han denunciado reiteradamente que Telmex es un monopolio, lo que sorprende porque históricamente fueron los cableros monopolios regionales y, bajo un supuesto “pacto de caballeros”, buscaban seguir así aún con la Ley Federal de Telecomunicaciones (LFT) que impulsaba la competencia. Al negarse a tener competencia con las mal llamadas dobles concesiones, el asunto tuvo que resolverse por la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el año 2004.
Ahora, la CANITEC en voz de su presidente, Alejandro Puente, pide al Presidente Calderón “Que por primera vez se haga cumplir la ley, y ese título de concesión que se otorgó [a Telmex], que firmaron, pues simplemente que llegue a su término y es el 2021” (Fórmula Financiera). Además de que este argumento busca que a Telmex no se le modifique su concesión para que preste video, la racionalidad subyacente es que si el Gobierno Federal otorgó una concesión, entonces no procede cambiarla. Si esa es la racionalidad, ¿por qué los cableros transformaron sus concesiones previas a la LFT en redes públicas de telecomunicaciones o por qué las cambiaron para que transmitieran datos en 2003? Así que los cableros se retiran junto con Telmex y Movistar, todos impedidos a aventar la primera piedra.
Recordemos que de aplicarse el ojo por ojo, todos estaríamos al menos tuertos. Así que si todos tienen sus pecados, ¿por qué no cambiar la estrategia? Bajen la mirada a ver de cerca a los usuarios actuales y potenciales. ¿Realmente les interesan? Porque de ser así, cada minuto que pierden en desprestigiarse, lo podrían invertir en mejorar sus servicios y reducir sus costos. Claro, se necesita compromiso, pero eso sí lo agradecería nuestro México.
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