El primer tratado internacional de derechos humanos del siglo XXI es la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la cual México fue activo promotor bajo el liderazgo de Don Gilberto Rincón Gallardo. El 30 de marzo pasado, primer día para que los países se adhirieran a la Convención, más de 70 lo hicieron. Para México sólo queda pendiente la ratificación por el Senado para que se convierta en parte de la Ley Suprema de nuestro país. A partir de ese momento los derechos contenidos en la Convención serán parte de los derechos fundamentales de los habitantes de la República Mexicana que tengamos alguna discapacidad temporal o permanente.
La finalidad de esta Convención es “promover, proteger y asegurar el goce pleno y en condiciones de igualdad de todos los derechos humanos y libertades fundamentales por todas las personas con discapacidad, y promover el respeto de su dignidad inherente”. Los principios aplicables son el respeto a la dignidad, la autonomía e independencia de las personas, la no discriminación, la participación en la sociedad, el respeto por la diferencia, la igualdad de oportunidades y la accesibilidad, entre otros.
La Convención al tiempo que reconoce los derechos de las personas con discapacidad, establece diferentes obligaciones activas para los países y en algunos aspectos requerirá también de la participación del sector privado. Adicionalmente, aborda el tema de la accesibilidad de las personas con discapacidad a las tecnologías de información y comunicaciones. Si bien es cierto que dicha accesibilidad se había reconocido en la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, la Convención será el primer instrumento con fuerza vinculatoria.
Es importante recordar que la efectividad de la Convención no está en su texto, sino en su realización efectiva. Considero que en México se deberán realizar diversas reformas legales y administrativas a nivel municipal, estatal y federal. El camino nunca está libre de obstáculos y, aun cuando muchas personas reconocen la necesidad del cambio, en la práctica se da mucha resistencia.
México también ha sido líder a nivel internacional en cuanto a telecomunicaciones accesibles para personas con discapacidad. En la Conferencia Mundial de Desarrollo de las Telecomunicaciones celebrada en Doha en 2006, fue la delegación mexicana -de la que orgullosamente formé parte-, quien logró que se estableciera este tema en la agenda mundial. Por una parte, el Plan de Acción de Doha estableció la accesibilidad por personas con discapacidad como una iniciativa especial global de los Estados Miembro de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), lo que implica que los seis programas (reforma regulatoria, desarrollo de infraestructura, recursos humanos, entre otros) deben prever acciones relacionadas con las personas con discapacidad.
Por otra parte, se creó una cuestión de estudio que deberá producir para la próxima Conferencia Mundial en 2010 un reporte que proporcione recomendaciones sobre las políticas públicas necesarias para que las telecomunicaciones sean accesibles a personas con discapacidad. Ello debe incluir el identificar (i) acciones para implementar servicios y soluciones para el acceso, (ii) las mejores prácticas para los prestadores de telecomunicaciones, (iii) cuál es el acceso mínimo a servicios de telecomunicaciones, (iv) un calendario para el desarrollo de estrategias y acciones, así como (v) los costos de las soluciones técnicas disponibles.
Se ha avanzado mucho al colocar el tema en la agenda mundial y con el tiempo esperemos que se convierta en prioritario de la agenda nacional. Los esfuerzos dentro de la UIT ciertamente contribuirán a los objetivos de la Convención. Los retos serán constantes para transformar las telecomunicaciones en accesibles a todos, independientemente de la discapacidad. En lo personal me comprometo a continuar con mi granito de arena en este tema, ¿nos ayuda con el suyo?
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