Hoy
vence el plazo para que los interesados en participar en la primera licitación
de TV abierta de toda la historia de México convocada por el Instituto Federal
de Telecomunicaciones soliciten su opinión de competencia económica y que es el
primer paso en un proceso complejo. Los interesados saben que tendrán que
empezar de cero en un mercado hiperconcentrado en el cual Televisa y TV Azteca
dominan con 99% de los ingresos por publicidad, 95% de la concesiones
comerciales y el 96% de la audiencia (IFT). Con diferentes intereses de por
medio los analistas opinan sobre el actuar del IFT. ¿Cómo van las cosas?
Deficiencia de origen. La Constitución en la reforma de 2013
limitó la posibilidad de que pudieran existir televisoras locales y regionales
al obligar a que la licitación fuera por cadenas nacionales. Las implicaciones
están por verse, porque contrario a la experiencia internacional y a lo
resuelto por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al ser cadena nacional
automáticamente se favorece a los grupos con gran poder económico que deberán
hacer inversiones multimillonarias. ¿Y la pluralidad? Eso no importó al
Congreso de la Unión.
¿Inversión en riesgo? Las barreras a la entrada a la TV
abierta son elevadas porque debe desplegarse infraestructura, pagarse una
contraprestación de al menos 830 millones de pesos, generar contenidos
audiovisuales, colocar en el ánimo popular la marca y atraer audiencias lo cual
quizá sea el mayor reto. El porcentaje de audiencia incide directamente con la
posibilidad de vender publicidad y el precio de ésta. De acuerdo a estimaciones
del propio IFT la nueva televisora con la cadena nacional podría llegar a tener
hasta un 8.5% del mercado. Pero si la nueva televisora será de TV abierta
digital, ¿qué pasa si la transición a la TV digital se retrasa y la Secretaría
de Comunicaciones y Transportes no logra regalar suficientes televisores para
el apagón analógico? Incidirá negativamente en la nueva cadena. Además, hoy se
supone que Televisa está obligado a compartir su infraestructura por ser
preponderante, pero ¿hasta cuándo será preponderante? ¿Se atreverán los
participantes a asumir que la preponderancia y compartición de Televisa se
mantendrá? Con todas estás variables fuera de control de los empresarios,
¿habrá valientes que quieran participar? Sí, pero quizá su apuesta no sea por
las ganancias económicas, sino por la incidencia política que puedan tener.
¿Opacidad justificada? El IFT a través de su Presidente
Gabriel Contreras anunció que no se darán los nombres, ni el número de
interesados en participar en la licitación. En una licitación pública eso
podría parecer una herejía, pero en el caso concreto quizá sea justificado no sólo
para evitar la colusión o el acuerdo entre participantes, sino más importante es
para no dar lugar a que los medios y en especial Televisa y TV Azteca inicien
el linchamiento y el juicio mediático de todos los pecados cometidos y por cometerse de los interesados en las cadenas
de TV abierta.
Y el ganador es… Por más que el IFT diga que el
criterio económico no es el preponderante, basta ver las bases porque al final
sí lo será. La ecuación para los puntos que se darán a cada licitante atribuye
40% a la contraprestación económica y 60% a la cobertura. ¿Qué se requiere para
dar más cobertura? Más dinero. ¿Hubo consideraciones de dar más ponderación a
los que pretendan llevar TV a zonas alejadas o de baja población? No. Incluso
las bases se estructuraron como un derecho para “poder” prestar el servicio,
¿no debiera haber sido una obligación? ¿Dónde se protegió el derecho constitucional
de acceso a la radiodifusión? ¿O tendremos que seguir contratando TV de paga
porque las televisoras “pueden” mas no “deben” prestar el servicio en toda la
zona de cobertura?
¿Mejores contenidos? Si su esperanza es que la nueva
cadena ofrezca contenidos de mejor calidad o aporte pluralidad, olvídese de
ello. Las bases de licitación dicen que los participantes deberán hacer una
“descripción de la estructura de la programación”, pero si deciden poner talk shows estilo Laura Bozzo las 24
horas del día y logran el mayor puntaje conforme a la ecuación
Contraprestación+Cobertura, el IFT no los podrá descalificar. Y aunque la Ley Federal
de Telecomunicaciones y Radiodifusión dice que las audiencias tenemos derechos
a contenidos plurales, con diferentes géneros, etc., como el Senado y la Cámara
de Diputados no previeron sanción para los concesionarios cuando violen los
derechos de las audiencias, pues no pasará nada y podríamos llegar al absurdo
de tener 1 ó 2 cadenas nacionales de talk
shows y que se viole la ley sin que los concesionarios merezcan sanción
alguna.
telecomysociedad.blogspot.mx
Este artículo fue publicado en Reforma el 3 de Septiembre de 2014
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