Mientras en México se desgarraban las vestiduras unos y otros con la reforma electoral y fiscal, tranquilamente en Ginebra, sede de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), se aprobaba que su próxima Conferencia de Plenipotenciarios tenga lugar en Veracruz en 2010. Asimismo, el Consejo de la UIT aprobó que el tema para el año 2008 del Día Mundial de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información (17 de mayo) será Conectando a las Personas con Discapacidades, Oportunidades de las Tecnologías de Información y Comunicaciones para Todos. Esto es un reconocimiento a la necesidad mundial de aprovechar las tecnologías de información y comunicaciones (TICs) para el crecimiento social y económico.
La UIT es una organización autónoma que trabaja con las Naciones Unidas como agencia especializada para las TICs, cuyos orígenes se remontan a 1865 cuando la extinta Unión Telegráfica Internacional fue creada para resolver el problema de interconexión de redes telegráficas. Aunque a nivel nacional no se escuche mucho sobre la UIT, sus funciones tienen inmensas repercusiones en México porque ahí se definen a qué servicios se van a destinar las bandas de frecuencias, se asignan y registran las órbitas satelitales, se resuelven diferencias entre países por interferencias, se establecen los estándares que deben cumplir los equipos y sistemas, se proporciona estadística e información.
En la UIT están representados países y miembros de sector (p. ej., empresas de telecomunicaciones, instituciones académicas). La Conferencia de Plenipotenciarios que se celebra cada 4 años es la autoridad más alta de política de la UIT, donde los países deciden sobre el papel de la UIT en las TICs. De ahí la trascendencia de que México sea anfitrión en 2010, independientemente de la derrama económica que representará para el estado de Veracruz y el resto del país.
México ha tenido históricamente una participación significativa en la UIT. Ejemplo es la protesta que realizara en 1934 contra la monopolización del espectro radioeléctrico por un país en perjuicio de sus vecinos, esto por la situación que México enfrentaba con EUA y Canadá porque no existían canales para radiodifusores mexicanos porque causarían interferencias a los canales ocupados por empresas de dichos países.
México es considerado un país neutro que puede ser el fiel de la balanza en las controversias, a veces más políticas que técnicas. Personas como Salma Jalife, Carlos Merchán, Reynaldo González, Leonel López Celaya, entre muchos otros, se han ganado el respeto y la confianza de países de todas las latitudes. Además, México ha impulsado las iniciativas especiales para comunidades indígenas y para personas con discapacidad. En el caso de pueblos indígenas, bajo el liderazgo de Xóchitl Gálvez, se concretaron proyectos específicos e incluso se obtuvieron fondos para México. Estos proyectos -se dice en tierras suizas-, han sido abandonados por la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. Sería una pena que esto sea cierto y, si lo fuera, aún es tiempo para retomarlos con el mismo empeño que el equipo de Xóchitl Gálvez. No podemos darnos el lujo de impulsar temas “sexenalmente”, sobretodo porque proveer telecomunicaciones para población vulnerable requiere de un esfuerzo sostenido.
En la normalización, cuyo objetivo es que los equipos y sistemas cumplan con los estándares técnicos, tienen participación activa los países desarrollados y empresas que buscan que sus intereses o su tecnología prevalezca. En las prioridades de los países en desarrollo, desafortunadamente no está la normalización por lo que ahora se habla también de la “brecha de normalización”. Si México pretende impulsar la producción de equipos y sistemas de TICs debe estar presente en foros internacionales, de otra suerte nos llevará la corriente y en vez de desarrolladores de tecnología, seremos sólo maquiladores y continuará la fuga de cerebros.
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