El
Presidente Felipe Calderón piensa que cumplió con las 3 Cs (cobertura,
competencia y convergencia), pero una mirada al sector de las
telecomunicaciones prueba que es falso. No sólo la pobreza se ha acentuado,
sino la brecha entre los que tienen acceso a Internet y los que no lo tienen
con todas las implicaciones negativas. ¿Qué hará ahora el equipo del presidente
electo Enrique Peña? No sabemos, pero las reflexiones del seminario convocado
por el prestigiado programa de investigación Telecom CIDE a cargo de la Dra.
Judith Mariscal, pueden ayudar.
Si la próxima
administración hace lo correcto e incrementa suficientemente la digitalización
(redes+asimilación+utilización), el Producto Interno Bruto podría aumentarse
por ese hecho de $9,211 millones de dólares a $27,513 mdd como Chile de acuerdo
a Raúl Katz. Olvidemos la época en la que se pensaba que el sector privado
mediante el libre juego de la oferta y la demanda llevaría a México al primer
mundo y adoptemos la visión colombiana de “El mercado hasta donde sea posible,
el Estado hasta donde sea necesario”. El mercado no resolverá lo que le toca
hacer a la política pública, nos recordó Roger Noll, la institucionalidad y
gobernanza deben ser una prioridad para EPN. Mientras la Secretaría de
Comunicaciones y Transportes pretende rescatar
la frecuencia de 2.5 GHz para iniciar un largo camino de litigios en el que
opera la frase popular “ni para Dios, ni para el diablo”, Noll aboga por
entregar más espectro a los operadores. El grave problema de los políticos es
pensar que un buen discurso, compensa la falta de políticas públicas adecuadas
o justifica la inacción del Senado o de la Cámara de Diputados para proveer de
leyes en las cuales las telecomunicaciones se conviertan en un motor de la
economía. ¿Cuántas veces escuchamos la retórica vacía de “la importancia del
sector” para ver la fragmentación de
iniciativas que no pueden llamarse políticas públicas?
El gobierno federal
dice que hemos crecido en penetración de banda ancha, lo que nunca dice es lo
que atinadamente refiririeron de manera separada, Ernesto Flores y Alexis Milo:
el crecimiento en banda ancha en el país benefició a la población de altos
ingresos y ahondó la brecha digital de la población de escasos recursos. En
pocas y breves, la ausencia de directrices del Estado a cargo de Felipe
Calderón ayudó a perpetuar la desigualdad en México. La mitad del crecimiento
en banda ancha se debe a los deciles IX y X que son los de los ingresos más
altos (Milo). Aunque ha habido
reducciones en los precios de acceso a Internet y de banda ancha, las disminuciones fueron del 50% para
aquellos que gastan 300 pesos o más en tanto que ha sido sólo del 7% para los
que gastan 50 pesos al mes (Milo). Esto hace que algunos Méxicos en cuanto a acceso a Internet sean comparables a la Unión
Europea y otros Méxicos a Nigeria o Costa
de Marfil (Milo). ¿Diferenciará la política pública de Enrique Peña entre las
necesidades de la población o será como siempre una lucha por mejorar en
estadísticas macro aunque la ciudadanía retroceda ante el vertiginoso avance de
la era digital?
¿Se debe crear una
nueva secretaría de Estado? ¿Se debe fortalecer a la Comisión Federal de
Telecomunicaciones y a la Comisión Federal de Competencia? Katz propone una
agencia coordinadora que no duplique las atribuciones de cada secretaría, sino
que sea un interlocutor válido entre sociedad, sector privado y gobierno, que
impulse el sector muy a pesar de que la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público considere a las telecomunicaciones como una simple fuente de ingresos
en lugar de un catalizador positivo del país. Que la agencia incremente la
demanda, porque sin ésta para qué sirve el despliegue de redes.
El liderazgo de
Peña Nieto como Jefe de Estado se pondrá a prueba en lograr los acuerdos para
que el despliegue de infraestructura pueda obtener preferencia y celeridad para
instalarse igual en los derechos de vía que en los ductos de drenaje y los
postes de la Comisión Federal de Electricidad. Abrir los ductos de otros
servicios públicos ha mostrado ser un camino en la Unión Europea. En México
requiere el compromiso de municipios, estados y Federación, ¿lo alcanzará
nuestro próximo presidente?
Si México no recupera el tiempo perdido para ser un país y
tener una población digitalizada, es seguro que en pocos años podrá compararse
sólo con países subsaharianos. La tarea para el próximo sexenio está
contrareloj y en cuenta regresiva.