No me preocupa que lleguemos al 9 de diciembre sin leyes secundarias de telecomunicaciones, pero sí me preocupa que se expidan unas al vapor por lo siguiente:
1. Si el Presidente Enrique Peña Nieto y los del Pacto por México pretenden presentar nuevamente una iniciativa para que se apruebe sin un genuino debate legislativo, reflejaría el regreso del ancien régime con nuevas tonalidades.
2. La sociedad ha sido privada del derecho a conocer el contenido de los proyectos de iniciativas de leyes secundarias que el Secretario de Comunicaciones y Transportes Ruiz Esparza había dicho que saldrían en este mes. Ese autoritarismo disfrazado de paternalismo de “es mejor para todos”, “se puede avanzar más sin participación de la sociedad”, es idéntico a lo que pensaron Augusto Pinochet y Francisco Franco durante sus dictaduras. ¿Pues no se suponía que en México había democracia?
3. Que si se supone que son reformas de “gran calado” y habrán de escuchar las voces de ciudadanos como dijo EPN en la reunión de la Cámara de la Industria de Radio y Televisión (CIRT), ¿no debería ser transparente el proceso? ¿Cuándo piensan escuchar y atender las voces de la ciudadanía? ¿No creen que ya están sobre el tiempo? ¿O sólo harán foros para cumplir con el requisito?
No me preocupa que la CIRT pida las combos de AM/FM, pero sí me preocupa el discurso de Peña Nieto en cuanto a ello por lo siguiente:
1. Si EPN reconoce que es facultad del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), ¿por qué instruye a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes para que oficiosamente apoye? Por más que diga que será “con pleno respeto a las facultades” del IFT, su propio discurso lo contradice y preocupa profundamente porque refleja la voluntad del Ejecutivo Federal de intrometerse indebidamente en un ámbito exclusivo del recién nacido órgano constitucional autónomo, ¿o buscará EPN el maximato en el IFT tipo Calles?
2. Que se hable de “migración” de radios AM a FM en lugar de iniciar procesos de licitación para que en igualdad de condiciones cualquiera pueda aspirar a tener una radio FM y con ello cumplir con lo resuelto por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (AI 26/2007). ¿Por qué beneficiar a los radiodifusores establecidos sin justificación? ¿O pretenderá EPN la migración también de los concesionarios de trunking (AMCOT) para otorgarles frecuencias de la 2.1 GHz?
3. Que EPN confiese que “es un aliado permanente” de la industria de la radio y televisión quizá no debería sorprendernos, pero quienes necesitan de aliado permanente son los ciudadanos de a pie, las personas sin voz, aquellos que no pueden tener ese nivel de interlocución. EPN, al tener que decidir entre sus aliados y la sociedad, ¿qué podemos esperar?
No me preocupa que la consulta del IFT del must carry/must offer llegue tarde, me preocupa que se alcen voces en contra de ello por lo siguiente:
1. El must carry/must offer se ha querido traducir en una guerra entre concesionarios, cuando la discusión trasciende a un tema de mercado y se trata antes que nada de un derecho fundamental, el de las audiencias.
2. Que TV Azteca y Televisa defiendan sus pretensiones con base en los derechos de autor es su prerrogativa, pero que legisladores expresen casi un exceso de interpretación del IFT es grave. El IFT es el órgano constitucional autónomo como la Cámara de Diputados y el Senado lo determinó. Si ahora pretenden privar al IFT de la materialización del must carry/must offer huele a que se están haciendo acuerdos entre televisoras y políticos en los que la sociedad es la sacrificada.