El dilema constante para el sector público con las tecnologías de la información es si construir una carretera o instalar un aula que tenga acceso a Internet. En términos políticos quizá sea más vistosa la carretera o el puente, pero a largo plazo una comunidad alejada con acceso a Internet tendrá mayores oportunidades. Claro está que no se trata únicamente de poner computadoras, sino de acercarlas a la población, partiendo de sus propias necesidades y no de una visión centralista. Se requiere conocer la comunidad, comprenderla y buscar a personas del lugar que sean los impulsores del cambio. ¿Ganará más votos el político que opte por el acceso a Internet en vez de la carretera? No lo sé, lo que sí es un hecho es que una población con acceso a Internet acompañado de capacitación, en un futuro podrá construir sus propias carreteras y puentes.
Países como Corea que han desplegado por todo su territorio redes de banda ancha que incluye servicios de acceso a Internet, han logrado incrementar el empleo en zonas deprimidas y, por no estar éstas en las grandes ciudades, los costos se reducen para las empresas. Es un ganar para todos, además de que fomenta la descentralización. La clave: redes + capacitación. ¿Qué habría pasado si Corea en vez de redes de banda ancha hubiera seguido el clásico camino de la infraestructura carretera? Seguramente su desarrollo económico no sería tan elevado como el de ahora.
India ha establecido ciudades como Bangalore dedicadas a servicios de tecnologías de la información, al desarrollo de software, a centros de soporte técnico que proveen servicios al mundo entero. Requirió de una visión y estrategia de Estado, de impulso a las tecnologías de la información y comunicaciones, de preparar personal calificado. Hoy día, India sigue teniendo retos significativos por la brecha entre los pocos que tienen muchísimo y los millones que no tienen acceso a los mínimos para una vida digna (¿algún parecido con México?). Sin embargo, India adoptó una estrategia que se enfoca en las tecnologías de información y se está transformando positivamente.
En México los gobiernos locales debieran tener como alta prioridad la construcción de redes de acceso a Internet, pero la mayoría relega el tema a las áreas de sistemas. Los municipios podrían construir una red con tecnología WiMax, usando frecuencias de uso libre (5.7-5.8 GHz) y utilizarla para sus comunicaciones internas con lo que se reducirían significativamente sus costos de telecomunicaciones. Pero, ¿por qué no se hace?
Primeramente, porque el tener una sola red para un municipio, “priva” a cada dependencia pública de contratar directamente sus servicios y sabemos que existen fuertes incentivos para que se preserven esos contratos, aun cuando sea en perjuicio del erario. En segundo lugar, ¿cuál es el beneficio político? Esa respuesta es recurrente, sin darse cuenta las autoridades que el servicio público no tiene como finalidad la construcción de su futuro político, sino servir de la mejor manera a la sociedad. En tercer lugar, dicen, “si mi población nunca ha usado una computadora, ¿de qué le va a servir el acceso a internet?” Si así hubiera pensado Corea, no sería de los gigantes asiáticos. Además, olvidan que la brecha que existe entre los que tienen acceso a Internet y los que no lo tienen, profundiza las diferencias y priva aceleradamente de oportunidades a los que carecen de capacitación en cómputo e Internet.
En México en 2002 se creó el Programa para el Desarrollo de la Industria del Software (PROSOFT) para promover el desarrollo económico nacional por medio de subsidios a proyectos relativos al sector de tecnologías de información y comunicaciones. Prosoft recibe recursos vía presupuesto federal para otorgar subsidios. Las entidades federativas pueden adherirse para que en su región las PYMEs, desarrolladores de software, etc., puedan recibir apoyos. Algunas aún no lo hacen como el Distrito Federal. ¿Estará nuestro estado suscrito?
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